Programa de emprendimiento

Consiste en dar una ayuda inicial a personas que necesitan trabajo y son emprendedoras. Apostamos por el emprendimiento porque creemos que es la mejor manera de desarrollo, ya que sólo con un impulso inicial hace a las personas independientes. A continuación os contamos la historia los dos casos que se han llevado a cabo hasta ahora; Eyob (artista etíope) y Negst (madre de familia).

Él es Eyob Yitagesu, tiene 29 años. Nació en Bishoftu, Etiopía. Desde pequeño soñaba con ser pintor, pero su familia no veía ese sueño una forma viable de ganarse la vida y lo obligaron a estudiar una carrera universitaria. Pasó el tiempo y él seguía teniendo claro que lo que le gustaba era el arte, en cualquiera de sus versiones. A escondidas, pintaba, realizaba figuras talladas en la madera, artesanías de barro… y trabajaba el cuero. Descubrió que trabajando el cuero podía ganarse un dinero y trabajar de algo que le gustaba, ya que la venta de productos de cuero en Etiopía es algo muy valorado y de calidad. A partir de ese momento su familia le dio la espalda, pero eso no hizo que dejara sus sueños a un lado. Con los primeros ahorros hizo un curso en Addis Abeba sobre el arte, donde le enseñaron a perfeccionar técnicas que él anteriormente había aprendido por su cuenta. Actualmente sigue dedicándose al cuero aunque lo que más le gusta es pintar. 

El equipo de Tsehay conocimos a Eyob cuando necesitábamos un profesor para el proyecto de mujeres, él ha enseñado a las mujeres durante varios meses a realizar productos de cuero que ahora la ONG vende en España. Tras esos meses y conociéndolo más de cerca, Tsehay decidió incluirlo en el programa de emprendimiento. En esos momentos él trabaja en un taller para otra persona, realizando varios productos para pedidos de grandes cantidades, esto lo hacía en un espacio muy reducido, demasiadas horas al día, recibiendo críticas y humillaciones constantes por parte de su jefe y con un sueldo injusto. Necesitaba el trabajo para comer, pero deseaba crear su propio taller, trabajar de forma digna y dar rienda suelta a su creatividad en los productos.

Tsehay le dio un préstamo con el que pudiera empezar una nueva vida lejos del maltrato sufrido en su anterior trabajo. Con esta ayuda alquiló una habitación, compró algunas herramientas y maquinas necesarias y comenzó su andadura de forma autónoma. Tras varios meses de duro trabajo y viviendo en la misma habitación donde trabajaba ha conseguido hacerse un hueco en el mercado del cuero y además los clientes lo buscan por su originalidad en los productos. Gracias a su imaginación y creatividad nunca hay dos productos iguales.

Gracias a una donación pudimos comprar pinturas (acrílica y oleo) para llevarle. Las únicas palabras que podía pronunciar en ese momento fueron: “Nunca nadie me había hecho un regalo tan importante para mi, nadie me había regalado esto, que es lo que más deseo en el mundo desde que era pequeño”. Se puso manos a la obra y en pocos días realizo los lienzos que pudisteis ver en el mercadillo solidario de noviembre 2019.


Negest, ella nos pidió ayuda, se encontraba en una situación bastante complicada. Acababa de salir del hospital tras un mes enferma, ingresó totalmente inconsciente, con la presión sanguínea muy baja por falta de alimento. Tiene dos niñas, de 11 y 7 años que estuvieron solas en casa durante ese mes, recibiendo comida a veces de los vecinos y muchos días sin nada que comer.  Poco a poco cuando pudo reponerse y volver a casa había perdido su trabajo debido a su larga ausencia (trabajaba de casa en casa lavando ropa y cocinando). Además tenía una deuda con el hospital y retraso en el pago del alquiler.  Al conocer esta situación, decidimos incluirla en el programa facilitándole un medio de trabajo con el que pudiera mantenerse.  Compramos la máquina para hacer enjera (alimento básico en la comida etíope) y los ingredientes necesarios para hacerla durante un mes, de forma que pudiera venderla y generar beneficios sin el coste inicial que supone empezar un negocio. Aunque aún no estaba completamente sana estaba decidida a hacer todo lo posible para que sus hijas pudieran comer. Encontró tiendas donde distribuye en grandes cantidades  enjera y además vende individualmente desde casa. Ahora, después de dos meses ha conseguido pagar todos los meses atrasados de alquiler, ha terminado la deuda con el hospital, tiene todos los días para comer ella y sus niñas y además a ahorrado para ir a ver a su madre al norte del país, algo que no pensaba que iba a poder hacer antes de que esta falleciera.